Mirando la Estatua

Hacía años que no iba a visitarla. Demasiados años.

La visión de la Estatua de la Libertad siempre le había ayudado a pensar, a relajarse. Pero el cobro del ferry hasta la isla siempre le había parecido un robo.

Llegó con su retrocohete, obviando todo pago estúpido de un dinero que sólo serviría para enriquecer más a un Estado al que ni siquiera pertenecía. Steel estaba sorprendido; era increíble que el retrocohete aún funsionane.
Descenció lentamente y apoyó sus manos en una barra cercana, con cuidado de no romperla. Los Puños de Combate seguían aumentando su fuerza tanto como siempre...

- Ah... aquí estás; como siempre. La Dama de Bronce...

Allí se encontraba Nathalie, sentada en un banco, con un lienzo delante y una paleta en la mano, llevaba un pañuelo en el pelo, una camiseta y unos pantalones vaqueros, estaba dibujando a la estatua de la libertad, cuando un hombre sobre un ¿propulsor? aterrizaba literalmente sobre el pedestal de la estatua, Nathalie se le quedó mirando con cara de asombro.

- Bonito artilujio.

Dijo con su peculiar tono francés, mientras volvia a echar un ojo a la estatua y al lienzo.

Steel le hechó un vistazo a la pintura de la joven.

- Bonito cuadro. A ti también te gusta ¿verdad?

Nathalie le miró de reojo.

- ¿El cuadro, la estatua o su aparato volador?

Para continuar pintando, su cuadro era algo peculiar, no la pintaba como la estaba viendo, si no su hubiera explotado y solo quedara restos de ella, en una noche lugubre, iluminada solamente por los farolillos supervivientes del pedestal.

Steel rió con ironía.

- La Estatua chiquilla, la Estatua. Ese símbolo asqueroso del Gobierno estadounidense. Me encanta venir aquí a imaginar mil y una formas de destruirla. De arrancar el bronce de su esqueleto metálico y fundirlo para siempre en una brutal señal de la estupidez gubernamental.

Enarcó una ceja.

- Es su momento, mmm, la tiene usted exactamente ahí delante.

Le señaló con el pincel la entrada con sus típicos guardias americanos.

- Tampoco a mi es que me agrede mucho.

Je lutterai pour la liberté, J'en appellerai aux peuples libres. Je tâcherai de glorifier la République là-bas, en attendant que je la retrouve un jour chez nous

Significa "lucharé por la libertad, lo pediré a los pueblos libres. Trataré de glorificar la República allí, hasta que la reencuentre un día entre nosotros", lo dijo un compatriota mio cuando se comenzó la estatua. Solo han castigado al mundo con más hipocresía de la que pudieran haber imaginado.

Steel sonrió. Era agradable conocer gente con ideas frescas despues de tantos años.

- M'on amie, hará falta más que un simple cacharro volador y unos guantes de energía para destruir esa mola y salir vivo de aquí. Por no hablar de la persecución a nivel mundial que se produciría después. Sin embargo; siempre podemos soñar...

Una sonrisa siniestra apareció en su cara, su cuadro estaba acabado.



- Monsier, todo se puede hacer, soñar es de perdedores. Quizás podría tirarla abajo.

Miró a la joven con ternura. La juventud era tan impulsiva.

- Querida niña; son los sueños los que nos mantienen aquí; los sueños y el deseo de verlos cumplidos. Algún día. -dijo mientras su mirada iba del cuadro a la Estatua real.- Algún día...

La mujer se levantó muy decidida de la silla, mirando fijamente a la estatua.

- Ese día puede ser hoy. Aún no me dijo como se llamaba.

Cuando volvió su mirada al doctor, sus ojos brillaban con un tono rojizo y azulado cada uno de ellos.

- ¿Podría lanzar esto lejos? ¿hacia el agua?

Dijo entregadole un pincel.

Steel agarró el pincel, extrañado.

- Eeeeeh... sí, sí. Supongo que sí.

Dirigió el brazo hacia atrás para coger impulso y lo lanzó hacia adelante. Un sonido hidráulico acompañado de una pequeña explosión de vapor acompañó el movimiento cuando el Puño de Combate cumplió su función. El pincel comenzó a perderse en la distancia.


- Por cierto, llámame Dr. Steel. Te daría la mano pero... ya ves. -se disculpó con una sonrisa.

De repente el pincel estalló en el aire con gran estruendo, la mano de Nathalie fue a parar a su boca, como un "Ops, ¿he sido yo?

- Podría decapitar facilmente a la reina de la libertad... Lo peor sería salir de aquí cuando todo lo que ahi arriba baje....

Steel se quedó maravillado. ¿Había conseguido aquello la chica francesa? Increíble.
Emocionado, se dirigió a la base de la Estatua.

-Dame un momento...

Metió uno de las enormes manos enguantadas en su chaqueta y saco una gran pegatina la cual fijó al pedestal de la Estatua.

-No queremos que otros se lleven la gloria, ¿verdad? -preguntó a Nocturn mientras le guiñaba un ojo.

Espero a que el Dr. Steel pusiera su pegatina en el pedestal de la torre.

- Pero se llevaría el merito usted, docteur, pero da lo mismo.

Miró hacía arriba sus ojos comenzaban a iluminarse más aún hasta el punto de que solo eran una luz azul y otra roja.

- Cinq, quattre, trois, deux, un, zero!!

De repente Nathalie abrió los ojos. Un gran estruendo se escuchó en lo alto de la Estatua de la Libertad, la piedra se desquebrajaba, la cabeza de la Estatua saltó por los aires, y grandes piedras se avalanzaban sobre el pedestal.

- Voilá!

Off-Rol: La estatua es de bronce XDDD
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- Deberías haber firmado tú tambien. -le comentó mientras aplaudía la acción de Nocturn.
La gente comenzaba a reunirse alrededor de lo ocurrido.

- Creo que es hora de irse. -señaló a su retrocohete- ¿Te llevo?

Nocturn se subió con el Doctor.

- Nunca es tarde.

Y otro estruendo se escuchó.



- No me divertia tanto desde lo de Mónaco. Bon voiyage!

Accionó una palanca y el metálico aparato emprendió el vuelo entre nubes de vapor; dirigiéndose hacia los muelles.

- Disculpa la pregunta pero, ¿qué ocurrió en Mónaco?

Al fondo, la gente gritaba de horror y de ira por la destrucción del monumento nacional. Steel esbozó una ancha sonrisa.

Nocturn notaba el aire en su rostro.

- Dejé a todo el principado de Mónaco sin luz durante trois dias, imaginate el caos.

Dijo con una sonrisa en su rostro.