Mirando...

Llegue a Kyoto, en busca de algo que hacer.

Pues no tenia nada que hace, llegue a las calles y me puse a caminar por ellas, la gente se me quedava mirando pues no era muy normal ver a alguien con una capa y un capucha, la cual impedia que me vieran la cara

La joven captó un destello azulado en uno de los oscuros callejones. Alguien la estaba observando...

Segui caminando por las calles, no hacia mucho caso a la gente, pues estava acostumbrada a que la miraran mal

De pronto, un frío viento recorrió la calle; trayendo consigo un nauseabundo olor a sepultura.

Una enorme figura envuelta en una gabarnida de aspecto ajado salió de un callejón detrás de Alice, y comenzó a seguirla.

Note la presencia de algo raro, mira haica atras y vi a aguien siguiendome, hazelere el paso y me perdi por un callejon, preparandome para atacar si me seguia

Bajo la gabardina, la oscura figura esgrimió una macabra sonrisa. La tenía justo donde quería.

Entró en el callejón lentamente. Sus botas resonaban sobre en empedrado haciendo un ruido característico. Echó la cabeza hacia atrás, y una gorgoteante voz salió de lo más profundo de su garganta.

- No te escondas Frauerlin... No creas que no te encontraré...

- Apaga eso, chiquilla. Podrías acabar haciendole daño a alguien.

La figura miró hacia ella... y Alice comprendió el significado del terror.

- Además, no puedes matar lo que ya está muerto.

Se quitó la gabardina y la tiró a un lado. En el desastrado uniforme que llevaba aún se conservaban una brillante Cruz de Hierro y una banda con un símbolo que inspiraba horror hacía años: la esvástica nazi.
Sin embargo, lo que más asustó a la joven fue el rostro del desconocido. Cómo si los años hubiesen hecho mella en él, su piel era pútrida y sus ojos lechosos, Unos irregulares dientes asomaban allí donde le faltaba un trozo de mejilla, seguramente perdida en una antigua batalla. El monstruo dirigió una mano hacia ella, como si le pidiese que se calmara.

- Además... Solo he venido a parlamentar.

Apague el fuego al ori que solo queria ablar, vi su rostro y me sorprendi un poco - Quien eres? - pergunte mrianodle

Un atisbo de irónica sonrisa apareció en su destrozado rostro.

- ¿Que quién soy? No soy nada ¿Cómo me llamo? No tengo nombre. ¿Qué intereses me mueven? Ni yo mismo lo sé... Pero si sé quién eres tú. -dijo señalándola con una mano enguantada.- Y necesito tu ayuda.

- No hay que ser muy inteligente para saberlo... Te escondes de los humanos, te desprecian, te humillan... Eres una mutante. Y ese truquito pirotécnico lo ha confirmado.

Schädelsammler tomó una postura relajada.

- Pero vayamos al grano. Digamos que estado... inactivo durante un tiempo, ¿sabes kleinische Rose? Y necesito que alguien como tú me ponga al día de lo ocurrido. ¿Tampoco te pido tanto? ¿Richtig?

- ¿Tú crees? -dijo él mirándola con escepticismo- Me despierto y todo por lo que luché ha desaparecido. Vivís en un mundo extraño repleto de elementos que no conozco, vuestra forma de pensar me causa dolor, vivís aceleradamente en un mundo que se desgasta a una velocidad increíble... ¿Y me dices que no hay mucho de lo que informar?

La capacidad deductiva de la joven le asombró.

- ¿Sin pisar la tierra? Querida niña, llevo más de 40 años en un búnker bajo ella. No me hables de tierra. -dirigió una horrenda mirada a su alrededor.- Así que al final vencieron los Aliados, ¿no? No se cómo pudo ocurrir... Pero sé que podrá enmendarse.

- Hace un momento acababas de decirme que no pasaba nada... Te veo confusa; Frau................... -se burló mientras esperaba que ella se presentara.

La ceja de Schädelsammler comenzó a alzarse mientras su cerebro intentaba computerizar la información de la joven. ¿Un... barco de debajo de la tierra? Dejó la cuestión por imposible y volvió a prestar su atención en la muchacha.

- Encantado.....-respodió mientras saludaba con una inclinación.

Me lo mire sin decir nada mas

Suspiró. Aquella joven había resultado no ser de ninguna ayuda.

Sin mediar palabra, volvió a ponerse la gabardina y se marchó.

Vi como se marchava, y sali de alli por el lado contrari de donde el se havia ido