Paseo interrumpido.

Montado en su Steamgiracyclum, Phineas E. Steel realizaba su primera salida al mundo exterior en más de cinco años.
Cansado de que sus invenciones se usaran como armas por parte del Gobierno, el genio científico se recluyó de la Humanidad, encerrado en su propio mundo de cobre y de hierro. Pero aquella tarde fue diferente. Sin saber porqué, salió a dar una vuelta; seguido por una estela de vapor desprendida por el motor de su creación...

De un banco un hombre joven con gafas de sol, sombrero, camiseta caqui, chaleco verde, pantalones piratas marrones y chanclas se levanta, dejando su periodico posado en el, y sale al paso del extraño individuo. Se interpone en medio de la carretera, que a esas horas se encontraba sin transeuntes, y extiende su brazo parandose las ruedas del vehiculo a pedales.

Se baja las gafas para poder ver el artilugio.
- Como mola...- dice mas para si. Al instante sale de sus pensamiento mirando a la cara al doctor -. Mucho gusto, doctor Steel. Soy Joseph, Joseph Mac Cárthaigh.

Steel frenó en seco. Un sonido hidráulico siguió al chirrido de la rueda sobre el asfalto.

- Disculpe... ¿Le conozco?

- Lamentablemente no. Pero pretendo que nos lleguemos a conocer, doctor Steel.

Frunció el ceño mientras comenzaba a dar marcha atrás.

- Ahora recuerdo porqué me quedaba en casa...

Joseph hacia un seña de atraccion hacia el con los dedos de la mano derecha y las ruedas van contra su voluntad hacia delante acercandose al muchacho, quiza, ocasionando la rotura del aparato.
- Se quedaba en casa porque estaba defraudado de esta sociedad que ha utilizado su talento para causar mas guerra y asi obtener mas poder alimentando su despotismo egocentrico, como cualquier Gobierno. ¿No es asi, doctor?

¿Qué le ocurría a aquella maldita máquina? Entonces cayó en la cuenta: el tal McCarthaig era otro mutante. Vaya...

- ¿Qué sabrás tú de mi vida, muchacho impertinente?

Lo cierto era que había acertado de pleno...

- Solo se lo que los archivos de la agencia de investigacion federal saben de usted - dice sonriente -. Pero yo tengo la solucion a su conflicto...

Steel alzó una ceja.

- ¿Qué eres poli o algo?

Forcejeaba suavemente con el mecanismo del Steamgiracyclum. Aquel cacharro infernal seguía decidido a no moverse.

- No, pero seguro que la policia estaria interesado en cogerme... si supieran las cosas que hago, claro... - medita -. Bueno, volviendo a nuestro asunto. ¿Que le pareceria que por una vez sus inventos sirvieran para castigar, en vez de a inocentes, a la gente que los utilizo para obrar... "mal"?

La mano soltó el cambio de marchas y Phineas miró a Joseph con otra cara.

- Continúa...

- Estoy creando una organizacion terrorista con ideales anarquicos llamados los Gansos Salvajes. Primero vendra la eliminacion de todas las formas de autoridad de este Estado y quienes ejerzan dicho poder, despues de este continente, y despues del corrompido mundo. Y una vez la gente no tenga a nadie que la dirija empezaremos de nuevo como una sociedad que acepte a mutantes y no mutantes por igual, con un Gobierno y unas leyes justas y que no duden del Derecho Natural ni los Derechos Humanos, castigando el crimen, procurando el bien comun, la salud y la educacion. Entonces nos encontraremos ante una era de paz - dice agitando el puño -. Y te invito a unirte a este complot.

Desconfiaba de aquel joven exaltado que utilizaba el término "terrorismo" tan a la ligera. Sin embargo...

- Acepto -dijo tendiéndole la mano.- Phineas E. Steel acepta su propuesta de unirse a los... Gansos Salvajes. Aunque tendrás que explicarme varias cosas con más detalle.

Joseph sonrie y le estrecha la mano al doctor.
- A su gusto.

Joseph relaja la mano y el ciclomotor de una rueda a pedal queda liberado de su influjo.
- Geoquinesis avanzada al nivel 4.

Steel abrió los ojos como platos.

- ¿Controlas... los minerales? ¡¿Pero de dónde has salido tú?!

- Del Condado de Edimburgo, Escocia - dice colocandose de nuevo las gafas de sol.

Steel esbozó un atisbo de sonrisa irónica.

- Je. Voy a tener que averiguar qué os dan de comer allí... Bueno -accionó una palanca y con un enorme rugido el motor de su vehículo se puso en marcha, escupiendo vapor a través de sus numerosos tubos de escape.- Supongo que con todo lo que sabes sobre mí ya sabrás dónde encontrarme. Si no hay nada más que deba saber...

- Me pondre en contacto con usted cuando todos hayan sido reclutados para mostrarles la "base de operaciones" - anuncia Joseph.