Ligeramente desubicada (Privado)

Cuando escucho lo que dice asiento. Aunque yo no debería estar sorprendida de perderme, era lo que me gustaba... O al menos me gustaba hacerlo al aire libre. Miro a mi alrededor de nuevo, intentando recordar como demonios había llegado aquí, pero todos los pasillos eran oscuros y tenebrosos, eso ya parecía una broma pesada me digo. Me gire sonriente para responderle al chico con mi nombre cuando sentí sus dos besos. Me quede algo sorprendida, pero al instante me di cuenta que era solo una presentación y sonreí como si nada.
- Soy Sam- le digo, a modo de presentación- simplemente Sam.
Me acerque yo y le di un beso en la mejilla para luego volver a mirar a mi alrededor sonriente. Si íbamos a investigar juntos alguno tenia que escoger un lugar y con mi suerte era mejor que lo hiciese Kid, giro un poco el rostro para mirarlo de nuevo, esperando que dijese o hiciese algo.

Me parecio ver que cambiaba sus ojos pero al instante descarte la idea. Era imposible... De nuevo cambie de idea, si yo podía controlar la luz el porque no podía cambiar sus ojos. Estaba intentando descubrir si lo que había visto era real o un simple truco de mi mente cuando lo escuche hablar y vi como apuntaba hacia un pasillo. Mire con el ceño ligeramente fruncido y luego cerré los ojos. Con la mano izquierda levemente abierta recolecte toda la luz que pude e hice que una pequeña llama se formara en mi palma. Abrí los ojos, satisfecha con la cantidad de luz y mire de nuevo a Kid. Sin decir nada estire la mano y lo tome del brazo, antes de empezar a jalarlo hacia la dirección, haciendo que la llama en mi mano nos iluminara el camino.
- ¿Cuanto tiempo llevas aqui?-le pregunte, pues hablarle me hacia sentirme mas tranquila.

Escucho lo que dice a duras penas, porque la llama en mi mano se hace cada vez mas débil. Eso no era bueno, normalmente podía mantener las ilusiones de ese tipo mientras hubiera luz cerca. Al final se termina por apagar e instintivamente bajo mi mano a la de Kid y la aprieto. Sabia que parecería una niña tonta, pero la oscuridad me aterraba, seguramente porque necesitaba luz para defenderme. Intento concentrarme y expulsar el miedo de mi cuerpo y para eso necesitaba también hablar. Cierro los ojos y los aprieto con fuerza. Kid había preguntado cuando llevaba por allí, perfecto, llevaba poco tiempo, tal vez una o dos semanas. Trago saliva y al cabo de unos instantes estoy segura de que mi voz saldrá lo suficientemente segura.
- Un par de semanas- respondo.
Hacia un buen rato que nos habíamos quedado quietos, pues yo no pensaba moverme sin saber hacia donde. Me niego a abrir los ojos, a 'mirar' hacia la oscuridad. Al cabo de unos instantes me doy cuenta que estoy agarrada a la mano de Kid y me maldigo mentalmente. Tras unos instantes logro separar mi mano de la suya. No me gustaba tomarme esas confianzas, pero había sido un acto reflejo. Trago saliva de nuevo.
- Lo siento- susurro, refiriendome a mi forma tonta de tomarle la mano.

Sigo andando con el, con los ojos cerrados y sin saber exactamente como hago para no chocarme contra las paredes. De pronto siento como me toma la mano de nuevo y me sorprendo bastante, aunque agradezco el hecho y aprieto suavemente su mano, dejándome guiar. Cuando escucho su pregunta no puedo evitar sentirme estúpida. El miedo a la oscuridad era un miedo que todos teníamos cuando niños y luego íbamos superando con la edad, pero no era así conmigo.
- Es un miedo bastante infantil, lo sé- admito, aunque el no haya hecho esa pregunta- pero... y aunque suene tonto, la oscuridad es la falta de luz. Y si alguien me ataca en la oscuridad no podría hacer nada para defenderme.
Al decirlo me doy cuenta de lo estúpido que suena y abro suavemente los ojos, seguía siendo oscuro y por mas que me provoca cerrarlos de nuevo me obligo a no hacerlo. Bajo el rostro, clavando mis ojos en el piso y agradeciendo el hecho de que Kid se aguantase mis estupideces.

-E no pasa nada, todos tememos algo.-

Dije intentando que no se sintiera, mal por tener ese tipo de miedo, todos teníamos miedo de algo, pero luego dijo que, en la oscuridad no podría defenderse, yo la mire algo extrañado pero enseguida, recordé aquella llama que acababa de apagarse y por lo que dijo pude deducir, que su poder necesitaba luz para poder, ser utilizado aunque no quise comentar eso, simplemente volví a convertir mis ojos en los de un felino.

-Mientras haya oscuridad yo te guiare.-

Dije amable mientras empecé a caminar, con la muchacha cogida de mi mano.

Sonrió y asiento a lo que dice. Al menos no se burlaba de mis estupideces. Sin embargo el pasillo se me hacia eterno y cada vez mas oscuro. Escucho lo segundo que dice y no puedo evitar reír, eso había sonado demasiado super héroe. Sin embargo lo dejo hacer. Algo me daba curiosidad, estaba segura que por lo que yo había dicho de la luz él ya debía deducir que mi poder era relacionado con la luz y aun así yo no sabia que hacia él. Ni corta ni perezosa decido preguntarle, de nuevo para romper el silencio.
- ¿Que haces tú?- le pregunto, esperando que entendiera que me refería a su poder.
Tras unos segundos veo un resquicio de luz y luego como entra a borbotones. No me importaba si no llegabamos a la habitaciones, luz era luz me digo mientras suelto la mano de Kid y salgo corriendo hacia el lugar de donde venia. Al llegar me doy cuenta que estamos en una especie de terraza. La luna brillaba tenuemente en el cielo y su pálida y fría luz llegaba hasta la terraza. Sonrió y cierro los ojos, girando una vez y dejando que la luz golpeara mi piel. Ahora me sentía mucho mejor. Abro los ojos y me giro para buscar a Kid con la mirada.

Lo veo llegar detrás mio y me siento en el borde de la terraza. Escucho lo que dice y lo miro con curiosidad. Cuando se transforma en un lobo blanco por un segundo pienso que tiene el mismo poder de Rahne, pero lo descarto, era muy pequeño. Me bajo de un salto y me le acerco. Estiro la mano para acariciar su pelaje, pero se destransforma y escondo la mano tras mi espalda como si nunca hubiese pasado. Cuando dice que puede convertirse en cualquier animal me quedo algo sorprendida, pero después doy un salto emocionada, eso molaba. Lo miro sonriente. Esa parte asustada y débil de mi se había quedado en el pasillo, en aquel lugar oscuro y ahora volvía a ser yo, la Sam distraída y medio loca que siempre había sido.
- Anda, hazlo otra vez- pido, sonriente.

La miro embelesada, por esa típica atracción que teníamos los humanos hacia los lobos, cuando me habla aun siendo un perro abro los ojos un poco, pero al rato cambio mi expresión por una gran sonrisa. Sin decir nada me agacho y le acaricio la cabeza suavemente, sonriendo. Que pelo tan suave tenia, me digo, sonriendo. Luego empiezo a rascarle la oreja pues decían que eso le gustaba a todos los caninos, yo en verdad nunca había tenido un perro.
- Eres mas mono como lobo que como humano- le digo en broma.
Bajo mi mano por su lomo, acariciándolo hasta llegar a su cola. Me rió por lo bajo y vuelvo a subir la mano por el lomo hasta llegar a su cabeza, despeino el pelaje blanco que hay allí y luego me rió de nuevo, como una niña pequeña. Tras unos segundos me doy cuenta que lo estoy tratando como un verdadero perro y que seguramente se enfadara, asi que quito mi mano de su cabeza y le dedico una media sonrisa de disculpa. Tras esto me dejo caer sentada junto a él, con la espalda apoyada en el muro.

Escucho lo que dice y le acaricio suavemente la cabeza una vez mas, pero la quito al instante solo por si desea volver a su forma humana. Cuando lo hace me corro un poco para que se pueda sentar a mi lado y sonrió cuando efectivamente lo hace. Veo que ha notado que la luz mejora mi humor y asiento. Podía parecerle bipolar, pero necesitaba luz para ser feliz, así fuese la luz plateada de la luna. Apoyo mis manos en las rodillas dobladas y lo miro unos instantes con curiosidad. Él me había mostrado su poder y lo único que había visto del mio era una llama. Estiro ligeramente la mano izquierda sin dejar de mirarlo, para segundos después cerrar los ojos. Para controlar la luz de la luna tenia que concentrarme mucho mas, pues era mas débil y fría que la que normalmente controlaba, pero aun así se mantiene. Instantes después un lobo plateado se perfila frente a nosotros, sus ojos son amarillos y tiene la mirada clavada en Kid, como si le quisiera decir algo.
- Esto es lo que yo hago- susurro, para no perder la imagen.

Siento como su mano irrumpe en mi ilusión. No podía hacerlo esta vez mas real hasta el punto de que Kid pudiese tocarlo, pero algún día se lo enseñaría. El lobo alza la cabeza y emite un aullido que nunca llega a nuestros oidos hacia la luna antes de desaparecer. Abro los ojos un tanto pesadamente. No sabia porque una simple ilusión me había cansado tanto, pero no me importaba. Siento los ojos de Kid sobre los mio y giro un poco la mirada para dejar que se encuentren y le medio sonrió.
- No es lo mismo que lo tuyo... Pero algo debía poder hacer.