Buscando un rehén o una víctima... (con Polaris y luego libre)

Habían pasado demasiados días desde que había llegado y aún no tenía ninguna noticia ni de Mercurio ni de Magneto. Se estaba poniendo nerviosa. Las palabras de Gámbito no le habían tranquilizado aunque el saber que estaba en la ciudad le había relajado levemente. No pasaría mucho tiempo hasta q encontrase a Mercurio. Tenía que hacerlo, y rápido. Si era verdad que los estaban vigilando podrían tornarse las cosas aún más complicado.

Se montó en el ferry hacia Liberty Island cuando estaba amaneciendo. Y vió para su asombro que la cabeza de la estatua faltaba. Chasqueó la lengua molesta. Quería ver la ciudad desde lo alto pero supuso que ya que estaba allí se acercaría a echar un vistazo. Vió las grandes gruas que sostenían las vigas que volverían a soportar la estructura de metal.

Al llegar a la orilla vió a algún obrero que se aercaba a la construcción y la advertía que no podía acercarse porque era peligroso. Scarlet sonrió sarcástica pero asintió obediente y se acercó a la orilla para ver Manhattan desde donde estaba. Suspiró levemente bastante aburrida y decidió q haría otra de las suyas a ver que X-Men vendría a detenerla. Si Gámbito le había dicho la verdad el q apareciera podría no regresar.

Levantó ambas manos mirando hacia una de las grúas y murmurando palabras en romaní hizo que la estructura de la grúa se comenzara a combar hacia abajo haciendo que la viga que sostenía se tambaleara peligrosamente. Cuantas propabilidades habría de que no le diera a nadie había?

Scarlet vió como una muchacha de pelo verdoso levitaba en el aire. La miró sonriendo. Por fin había llegado alguien. Soltó la estructura que volvió a colocarse como estaba con un cierto bamboléo de un lado a otro. Y se giró hacia la muchacha que colocaba con cuidado la viga en el suelo y se posaba delante de ella.

-No es divertido. Es eficaz... -comentó mirando a Polaris aún sin saber quien era, tampoco le importaba mucho mientras estuviera en el bando correcto. -Eres una X-Men? -le preguntó directamente.

La miró de arriba abajo. La verdad es q no lo aparentaba pero le serviría. Dió un paso hacia la derecha para caminar a su alrededor observándola con una sonrisa levemente maliciosa en sus labios esperando una respuesta por su parte.

Scarlet se rió al ver tan tensa la muchacha que había aparecido delante de ella. Esto era demasiado fácil como para ser realidad. Se relamió los labios cuando estaba detrás de ella como una leona dispuesta a caer sobre su presa. Tenía ganas de pelea y las cosas no podían ser mejor. Pero había algo que le había llamado la atención de Polaris. No sabía exactamente lo q era pero le importaba más bien poco.

-Tú estás aquí no? Por eso es eficaz... -comentó con un tono suave de su voz y un deje arrogante. -Si eres una X-men eres exactamente lo q estaba esperando... Pero antes de comenzar la función quiero saber tu nombre... -se detuvo delante de ella con las manos metidas en sus bolsillos, las rodillas levemente flexionadas y una sonrisa malévola en el rostro.

Scarlet sonrió ante el nombre de la mutante que tenía ante ella. Lorna Dane... No podía evitar pensar que le sonaba familiar. Qué importaba? Cuando había estado en la hermandad de mutantes había luchado contra tantos que no se acordaba de los nombres de todos. Negó con la cabeza riendo de nuevo. La verdad es q la cosa estaba un poco tensa en el ambiente.

-Te lo diré ya que veo q no me conoces... Mi nombre es Wanda Magnus, pero entre los mutantes soy la Bruja Escarlata... -comentó sonriendo sacando las manos de sus bolsillos. -Ahora con las presentaciones hechas podemos empezar a divertirnos...

Levantó una mano con la palma hacia abajo cerrando los ojos hablando en un extraño lenguaje haciendo que la tierra bajo ambas temblara. Abrió los ojos de golpe con la mirada fija en Polaris y una sonrisa malévola, casi demente en su rostro.

La muchacha sonrió al ver como Polaris se elevaba auqnue se sorprendió cuando vió que concentraba energía y la lanzaba en forma de una bola de energía. Electricidad no era, elergía calorífica tampoco. La muchacha por fin había conseguido lo que quería al hacer temblar la tierra. Varias vigas cayeron por varios puntos de la isla y uno casualmente cayó delante de ella haciendo que la esfera impactara contra ella.

Al momento notó como varios clavos salían disparados del suelo y se pegaban a la viga. Arqueó una ceja mirando a Polaris contrariada por lo que acababa de ver. Magnetismo? No había visto a nadie excepto a su padre dotado con ese poder.

-Interesantes habilidades, Polaris... -comentó desde detrás de la viga sin estar escondida. En la misma posición. El suelo había dejado de temblar pero se mantenía en tensión. -De dónde las has sacado?

Scarlet escuchó la respuesta de la muchacha entrecerrando los ojos con los puños cerrados. El suelo comenzó a moverse de nuevo con violencia. La observó con detenimiento sin dar crédito a sus palabras. Tenía que estar mintiendo. Ella no conocía de la existencia de una hermana. Pero sus poderes eran demasiado parecidos.

-Mientes... Dónde está mi padre?! -dijo en voz baja para elevarla con cada sílaba que pronunciaba por sus labios. El agua alrededor de la isla se embravecía por momentos.

La magia de Scarlet hacia que las olas que al principio fueran leves se incrementaran poco a poco pero sin llegar a ellas todavía. Tenía la mirada fija en Polaris sin apartar sus ojos claros de la cara de la muchacha que tenía delante de ella en el aire.

-Si no sabes de la vida de Magnus entonces no digas que es mentira lo que digo... -dijo hablando con voz alta y clara para que pudiera escucharla. -No lo repetiré más... Dónde está mi padre?!?!

La muchacha parecía estar haciendo un gran acopio de autocontrol para no descontrolar sus poderes delante de alguien que en realidad no tenía la culpa de no saber donde estaba. Pero si era cierto que era su hija, xq no era capaz de decir el nombre de Magnus?

-Para que le buscas? -preguntó con los puños tensados aunque se había relajado muy levemente al escuchar la palabra sola.

Ella siempre había tenido a su hermano para hacerla compañía y para ayudarla. Pero las olas mantenían su fuerza aunque no la incrementaban. Quería escuchar lo que tenía que decir.